Los dos equipos rinconeros quedan seriamente perjudicados tras las lamentables actuaciones de Carmona Otero y Zschiedrich Távora
Foto de archivo de la UD Rinconada
¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo van a estar los equipos aguantando como un colectivo se encarga de dilapidar una y otra vez los esfuerzos de los clubes? Semana tras semana, los equipos de toda la provincia se quejan de manera enérgica contra un colectivo que está sin duda en sus horas más bajas. Nadie comprende como, en la capital andaluza, la de mayor número de colegiados inscritos, existe un nivel tan paupérrimo de arbitraje, en la que solo unos pocos se libran de las múltiples quejan que reflejan los equipos. Porque cuesta creer que en Sevilla, los 15 mejores árbitros y árbitras del colegio para Primera Andaluza sean los que pitan semana tras semana. Y cuanto más bajan las categorías, el problema es para echarse las manos a la cabeza.
Lo acontecido en el Raúl Carrosa de Osuna y en el Anexo Felipe del Valle es digno de estudio. En ambos casos, tanto la UD Rinconada como la AD San José han sido claramente atropellados y sin opción de réplica por la famosa presunción de veracidad que se le otorga a un acta que, semana tras semana, se llena de mentiras. El caso más claro lo encontramos hace no mucho, en la UP Viso. El cuadro visueño, fue seriamente perjudicado por un colegiado que mintió en el acta y, por suerte, el conjunto del Viso del Alcor tenía las imágenes grabadas para demostrar la falta de verdad en el acta. Así fue y al colegiado lo metieron en la nevera, además de quitar la sanción a la UP Viso de clausura de campo. Aunque pueda parecer un caso aislado, claramente no lo es. La suerte que tuvo el conjunto visueño fue que grabó, pero si no existen grabaciones, el club siempre acaba pagando.
En el caso de la UD Rinconada, los de Raúl Carmona acabaron perdiendo en los instantes finales del partido. El encuentro comenzó con un Osuna Bote muy aguerrido, siendo la clara revelación de la Primera Andaluza. El recién ascendido, vende muy cara su derrota, llevando un año sin perder en su feudo, algo que demostró ante el cuadro rinconero. Los del Leonardo Ramos, por su parte, salieron sin complejos como suelen hacer, tratando de asustar al conjunto de Jesús Fernández con su poderoso ataque. El conjunto local se adelantó primero, con un gol a los 39 minutos cuando mejor estaba el conjunto visitante. Lejos de amedrentar al Rinconada, el gol ursaonense le dio más alas a un conjunto que sabe sobreponerse a las adversidades.
A los 43 minutos, David Cuevas se empeñaba en presentar su candidatura al Premio Púskas, que está próximo a celebrarse. Desde 40 metros, vio al guardameta local adelantado y, con maestría, clavó el balón para poner el empate con un gol estratosférico. La inercia de ese gol, le dio empuje para que, solo 2 minutos más tarde, el astro rinconero consiguiera el segundo gol tras un centro de Sofian y le diera la vuelta al marcador antes del descanso.
El trabajo más difícil estaba hecho. Los de Jesús Fernández veían como el Rinconada imponía su ley y era claramente superior a los locales, algo que no esperaban viendo la fortaleza que mantenían en su templo. Hasta aquí podríamos contar que el partido no tuvo historia y el Rinconada ataba una victoria fácil, pero el colegiado de la contienda, Daniel Zschiedrich Távora, se empeñó en salir en los diarios digitales y tener su minuto de gloria. Tras la expulsión de Manu Gallardo por una doble amarilla rigurosa, los locales empataban en el 92 de manera sorpresiva, tras un córner bien botado por el conjunto local pero que pasó de todo en el área. El colegiado, como si la historia no fuera con él, hizo caso omiso de todas las protestas y no quiso escuchar a nadie. El esperpento no había hecho más que comenzar, pues en el minuto 94, un fuera de juego de más de 2 metros, no vio ni el línea ni el árbitro, que quiso quitarse de problemas abandonando el lugar hacia el túnel de vestuarios.
Si lamentable fue la actuación del colegiado del partido rinconero, lo del colegiado del San José – Ventippo es algo inexplicable. No es ninguna osadía decir que es una temeridad que el señor Carmona Otero, que se estrenaba en la Primera Andaluza, siga pitando. Cuesta creer que un árbitro que este año solo ha hecho pitar partidos de fútbol 7 y de base, además de un partido en Segunda Andaluza, sea el encargado de pitar un partido entre dos equipos que se juegan el todo por el todo en el Anexo Felipe del Valle. El colegiado, de solo 23 años, es su segundo año arbitrando y ya es el encargado de ser el primer trencilla de un partido de Primera Andaluza. Es por ello que, sin duda, cuesta creer que en un colegio sevillano donde hay más de 600 colegiados no existan árbitros con más experiencia.
Referente al partido, el encuentro no empezó de la mejor manera para el San José. A los 4 minutos, el Ventippo, que venía de ganar al Betis C, se adelantaba en el Anexo Felipe del Valle. Los de Juan Carlos Menudo, que había sacado una alineación con sorpresas para dar algún que otro toque de atención, no estuvieron finos en los primeros minutos. Por si fuera poco, el línea de la banda de los banquillos obligó a parar el partido y activar el protocolo de actuación ante los insultos de algunos aficionados en aquella zona. Múltiples testigos, incluso neutrales, afirman que no hubo ningún insulto más allá que una protesta por un gol fantasma, pero sin llegar al insulto personal. Sea como fuere, lo cierto es que el partido estuvo detenido 10 minutos, hasta que se obligó a desalojar a todos los aficionados de aquella zona. Referente al encuentro, a partir del parón el San José salió con otro aire, con intención de empatar el encuentro lo antes posible. Los cañameros no podían y se sentían impotentes porque, a pesar de las jugadas, la pelota no quería entrar.
La segunda parte fue de idéntico escenario. Un Ventippo que quería salir pero no le duraba la pelota y un San José que trataba de aferrarse al partido con un gol que no llegaba. Las cosas parecían ir encaminadas a la derrota pero finalmente José Mari fue el que puso el empate en el minuto 90, que hacía al menos rescatar un punto. El San José no se conformaba y trataba de ir por todas para buscar una victoria épica.
Y en ese momento, llegó la jugada clave. En el descuento, Alvarito se disponía a entrar en el área y, tras regatear a su defensor cae dentro del área. El línea, al ver que el colegiado pita, se va a la línea de fondo para prepararse ante el clarísimo penalti que acontecía en el Anexo Felipe del Valle. Cuando todo parecía encaminado al penalti, el colegiado se acerca a Alvarito y le muestra la segunda amarilla por simular una caída dentro del área. Nadie lo podía creer. Ni los del Ventippo, que reconocían que era un escándalo, ni los del San José que veían como un colegiado de solo 23 años y que era su primer partido en Primera Andaluza, les privaba de la posibilidad de adelantarse en el marcador.
El cabreo cañamero era inexplicable. Al final del partido, Juan Carlos Menudo fue expulsado, un signo que evidencia que el colegiado del encuentro nunca estuvo a la altura. Francisco Manuel Carmona Otero había realizado un arbitraje lamentable, de los peores que se recuerdan en la categoría. Es inexplicable e incomprensible como el nivel arbitral baja tanto de División de Honor a las categorías provinciales. Esto no es por otro motivo que por las asignaciones tan nefastas que se llevan a cabo semana tras semana. Seguramente esto no sea culpa de Carmona Otero, sino del responsable que le ha permitido arbitrar un partido que no estaba acorde con su nivel arbitral. Nadie discute que este colegiado pueda llegar a ser un buen árbitro, pero no puede pitar un árbitro de solo dos años de experiencia este tipo de encuentros donde los equipos, con presupuestos hechos a base de esfuerzo, se jueguen tanto.
Este problema siempre será y no se atajará. Los clubes nunca dan el paso para unirse y plantarse ante un sistema corporativista que, sin duda, no se explica ni se entiende que sea así en detrimento de los clubes que lo sufren como ha sido el caso esta semana de la Unión Deportiva Rinconada y Agrupación Deportiva San José.